El Cerdo Ibérico

El cerdo ibérico


Es el origen y justificación de la dehesa: forman la simbiosis perfecta, de tal modo que uno sin el otro ni siquiera existirían.
La cría extensiva permite una alimentación natural, completa y equilibrada; su capacidad de almacenar grasa en el sistema muscular y el bajo grado de fusión de ésta nos proporciona unos productos poseedores de aromas extraordinarios.

 

El cerdo ibérico, su vida

Después de un embarazo de tres meses, tres semanas y tres días las cerdas paren camadas de aproximadamente siete lechones. Nosotros utilizamos el sistema “camping”, con cabañas de chapa galvanizada situadas en cercados especialmente protegidas del acoso de las alimañas. Allí conviven con las madres 45 días, cuando son destetados y pasan a cercados más grandes, también protegidos, donde se alimentan de hierba y piensos naturales. 

A los tres meses comienza su primera montanera, aprovechando las bellotas sobrantes o que han caído más tarde, una vez han pasado por allí los animales de cebo. Terminado este alimento y hasta que llegue la próxima campaña, cuando tendrán un mínimo de quince meses, se alimentarán de hierbas, raíces y algún aporte adicional de maíz y trigo.

A la montanera entran con un peso aproximado de 100 kg. Salen de ella con 18 meses y un peso de 160 kg. Consumen en esta época unos 8 kg de bellotas al día, lo que limita el número de ejemplares a 350.000 para toda España. No podemos dejar pasar aquí el contraste con la vida del cerdo blanco: seis meses en cubículos no mayores de 2 m.

 

Productos del cerdo ibérico

Todo este proceso da como resultado una carne sana y menos colesterolizante que de cualquier otro mamífero.

Además la grasa de cerdo ibérico alimentado con bellotas tiene más del 75% de ácidos grasos insaturados, lo que la hace la más cardio-saludable de todas las grasas animales. También es rica en vitamina E, poderoso antioxidante, y por tanto muy beneficiosa en los procesos antienvejecimiento. 

Por último el aporte calórico del jamón es similar al del pan por lo que su consumo moderado no está reñido con las dietas hipocalóricas. Es más, debido a la sensación de saciedad que produce, se utiliza en procesos de adelgazamiento.