Por primera vez Dehesa de Ituero tendrá este 2014 un vino blanco. La plantación de las variedades de verdejo y viognier han comenzado a dar sus frutos. El pasado 13 de septiembre se realizó la primera vendimia; se recogieron 1.200 kg. de uva que rápidamente pasaron a los depósitos de acero inoxidable.
La fermentación se ha desarrollado sin complicaciones y las primeras catas auguran un vino magnífico; a finales de año lo comprobaremos definitivamente.
El mes de septiembre ha venido este año con más lluvia de la habitual, por lo que hemos extremado el control del viñedo al máximo. A finales de mes se decidió que la vendimia de tempranillo y syrah comenzaría a partir del día 8 de octubre y finalizaría el día 11, cuando la uva se encontrara en su mejor momento. Las previsiones meteorológicas nos daban buen tiempo para esas fechas. Todo cambió a partir del día 5: esa mañana ya se informaba de la posibilidad de que una borrasca atlántica se descolgara a partir del día 8, trayendo consigo importantes lluvias. Alfonso y Jesús opinaron que este agua era perjudicial para el viñedo por lo que, si se confirmaban las previsiones, habría que vendimiar antes del miércoles 8.
El lunes 6 se confirmaron las previsiones de lluvias para el miércoles, por lo que, a las diez de la mañana se decidió comenzar la vendimia de forma inmediata. Esto comportaba un problema logístico añadido: nuestra gente estaba avisada para venir a partir del día 8 pero, sobre todo, el sábado 11. Con el cambio de planes la previsión era vendimiar la totalidad entre lunes y martes y acabar el despalillado el miércoles; pero esto nos comportaba otro problema: no disponíamos de cajas suficientes para guardar la uva recogida hasta la mañana del miércoles. Movilizamos a nuestros amigos para encontrar esas cajas: cooperativas de Las Arribes, almacenes de frutas, Merca Salamanca… El problema era que toda la zona de Las Arribes estaba también vendimiando.
Una hora después de tomar la decisión, a las once, un equipo de seis personas se encontraba ya en el viñedo; al mismo tiempo, desde la cooperativa de Aldeadávila y desde la quesería de Vitigudino nos ofrecieron las cajas que tenían disponibles. Respiramos tranquilos.
El trabajo lo continuamos, ya con luz artificial, hasta bien entrada la noche. A esa hora, aunque exhaustos, ya estábamos seguros de que al día siguiente toda la uva descansaría en los depósitos.